Es un pueblo
mishtico, con una energía espeshial. Habitan 26 nacionalidades y es muy
frecuentado por turistas. Está ubicado en un valle, cuenca… no sé. Tiene un
entorno natural muy atractivo, entre caídas de agua, el parque Amboró y a
escasos 9 kilómetros se encuentra el fuerte y ruinas de Samaipata, declarado
Patrimonio de la Humanidad.
El fuerte es un lugar
utilizado según se estima como punto de encuentro entre las comunidades de los
valles, de las selvas y del altiplano. Punto de encuentro ceremonial y también
como de intercambio de especias varias. Su característica principal es que esta
hecho en una roca tallada. Es decir, no hay construcción si no que trabajo en
bajo relieve en la roca misma. Posteriormente llegaron los españoles que
utilizaron este lugar como punto estratégico para controlar el comercio.
Obviamente construyeron encima e hicieron lo que ellos bien sabían hacer.
A este pueblo se le
conoce como Samai-trapa, pues todos se quedan un poco pegados. Nosotros nos quedamos
casi 1 mes. Primero en “El Jardín”, un lugar precioso, pero un poquín
jipi-taquilla. Por lo tanto al día siguiente pos desayuno, mientras la gente
hacia alguna actividad física mística, escapamos y nos fuimos al “Centro
Cultural Samaipata”. Aquí nos quedamos como 3 o 4 días, lugar donde Elisa se
deshizo en diarreas y vómitos, y yo me deprimí por mi pieza carcelaria. No
obstante llego Amarú, nuestra amiga chilena residente en Samaipata, nos rescató
y nos llevó al “Killa T’hika”, un bar-hostal de la inconfundible Cynthia.
Killa T’hika podría
ser un tema aparte, pero nos referimos brevemente. Bueno aquí habitamos casi todo
el tiempo que estuvimos en el pueblo, y lo hicimos como “voluntarios”. Nuestra
misión: pintar unas telas para el bar. Además de eso, rehicimos la cocina,
ordenamos el patio, y otras cosas más. En nuestra estadía conocimos a muchos
personajes, que finalmente iban dando el perfil del lugar, a veces un caos, a
veces solo paz. Entre los más destacables estaban:
- Gabriel y Mariano, los músicos argentinos que estaban de voluntarios también y con los que organizamos un evento.
- Los argentinos Fernando y Mateo, que hicieron explotar en ira varias veces a Cynthia, hasta que Mateo fue desvinculado del lugar.
- Bruno y Carolina, unos argentinos reguena-onda, livianitos de sangre, joviales y buenos pa la cocina, de ellos aprendimos algunas recetas.
- “Los Zarpados”, una pareja de uruguayos, recolectores de semillas, amantes de las huertas, el pan, "la medicina" y Rufino.
Luego aparece la manga de chilenos, de hecho en un momento fuimos solo chilian pipol.
- Kathy y Paulina, las cabras músicas, buenas pa la sal y las golosinas, respectivamente, que además apapacharon a la francesa Lucille. Las podrán recordar por canciones como, “Me han robado el mar, me han robado el mar”.
- El buen Agustín, personaje también, el único que no hacía cosas “arthishticash”, enfermero de vocación y viajero por convicción, con el cual esperamos encontrarnos más adelante.
Bueno con estos loquitos hacíamos cazuela, porotos granados, leche asada, pizzas, charquicán, panqueques, desayunos continentales, carreteabamos y varias veces nos hicimos cargo del bar.
Para finalizar nombraremos a los habitantes oficiales:
- Cristian, el hijo de Cynthia.
- Rocco, un San Bernardo Gigante.
- Charly un cocker pequeño.
- Y bueno, obviamente, la gran Cynthia, la matriarca del lugar, a quien podrán recordar por canciones como “… lloooooorando se fue y me dejo sola sin su amor…” (Léase con ritmo de lambada) y “… ojos azules, no llores, no llores, ni te enamores…” (léase con ritmo de ojos azules no llores, no llores, ni te enamores). O por frases como “pucha ché” o “¿no me van a creeer?”, o “mateooooooooo”, o “que macana”, o “mi suuuuuper amigo…” o “Cristiaaaaaaaaaaaaaaaaaan”, o “Roccoooooo”, o “Charliiiiiiiiiiiiii (pausa) Charliiitooooo”. Cynthia un personaje que puedes odiar y a los 2 minutos amar, al igual que ella a ti.
Si van a Samaipata tienen que conocer a Cynthia y al Killa T’hika, en su condición bar o en su condición hostal.
- Gabriel y Mariano, los músicos argentinos que estaban de voluntarios también y con los que organizamos un evento.
- Los argentinos Fernando y Mateo, que hicieron explotar en ira varias veces a Cynthia, hasta que Mateo fue desvinculado del lugar.
- Bruno y Carolina, unos argentinos reguena-onda, livianitos de sangre, joviales y buenos pa la cocina, de ellos aprendimos algunas recetas.
- “Los Zarpados”, una pareja de uruguayos, recolectores de semillas, amantes de las huertas, el pan, "la medicina" y Rufino.
Luego aparece la manga de chilenos, de hecho en un momento fuimos solo chilian pipol.
- Kathy y Paulina, las cabras músicas, buenas pa la sal y las golosinas, respectivamente, que además apapacharon a la francesa Lucille. Las podrán recordar por canciones como, “Me han robado el mar, me han robado el mar”.
- El buen Agustín, personaje también, el único que no hacía cosas “arthishticash”, enfermero de vocación y viajero por convicción, con el cual esperamos encontrarnos más adelante.
Bueno con estos loquitos hacíamos cazuela, porotos granados, leche asada, pizzas, charquicán, panqueques, desayunos continentales, carreteabamos y varias veces nos hicimos cargo del bar.
Para finalizar nombraremos a los habitantes oficiales:
- Cristian, el hijo de Cynthia.
- Rocco, un San Bernardo Gigante.
- Charly un cocker pequeño.
- Y bueno, obviamente, la gran Cynthia, la matriarca del lugar, a quien podrán recordar por canciones como “… lloooooorando se fue y me dejo sola sin su amor…” (Léase con ritmo de lambada) y “… ojos azules, no llores, no llores, ni te enamores…” (léase con ritmo de ojos azules no llores, no llores, ni te enamores). O por frases como “pucha ché” o “¿no me van a creeer?”, o “mateooooooooo”, o “que macana”, o “mi suuuuuper amigo…” o “Cristiaaaaaaaaaaaaaaaaaan”, o “Roccoooooo”, o “Charliiiiiiiiiiiiii (pausa) Charliiitooooo”. Cynthia un personaje que puedes odiar y a los 2 minutos amar, al igual que ella a ti.
Si van a Samaipata tienen que conocer a Cynthia y al Killa T’hika, en su condición bar o en su condición hostal.
Bueno entre muchas cosas
que pasaron, podemos destacar el encuentro de Luis con su amigo Jipi-Viejo
(Cristian) de Chile, llevaba 2 años viviendo ahí, se había ocupado una casa
cerca de un río a escasos kilómetros del pueblo, lugar donde fue atacado por
una serpiente cascabel, por lo que tenía la mano gigante, como con
elefantiasis, de hecho estuvo a punto de perderla. Ahí comprendí que mi mordida
de mono fue una mierda.
También fuimos a
Cuevas, unas cascadas cerca del pueblo, perfectas para un buen baño y para ser
devorado por unas moscas minúsculas, inperceptibles. No obstante el festín deja resultados esteticamente deplorables para los canones occidentales de belleza.
Bueno se venía el 21
de Junio, año nuevo Aymara, por lo que Samaipata se llena de gente y por ende
el hostal también. Así es que nosotros terminamos nuestro voluntariado,
habilitamos el bar con su nueva propuesta visual y escapamos a la casa,
momentánea, de la gran Amaru Shi, otro personaje, que estaba pasando por
momentos especiales y cruciales en su vida, por lo tanto una compañía no le
venía mal. Aquí estuvimos nuestro últimos días, fuimos al año nuevo Aymara en
el fuerte, un carrete como cualquier año nuevo en Valpo (nuestra visión, ojo,
pues si consigues pasarlo con una comunidad indígena, puede ser muy distinto) y
luego nos fuimos de vuelta a Santa Cruz.
TENER EN CUENTA:
- Minibus: $30 bs. p/p - 3 horas de viaje.
- Alojamiento: $25 bs. p/p en el Centro Cultural Samaipata. $20 bs. p/p camping El Jardín. $15 bs. p/p camping y $25 p/p habitación en Killa T’hika.
- Para visitar el fuerte puedes tomar un minibús que cobra $80 bs. hasta 4 personas, ida y vuelta (te espera 1:30 hrs). Lo cual es bastante elevado considerando que el pasaje desde Santa Cruz sale $30 bs. y son 3 horas de viaje. Si no, se puede hacer como nosotros, caminando. Son 2 kms por la carretera, y luego la cuesta de subida 7kms. más. Caminando tranquilo demoras entre 2 y 2:30 hrs. Ida. Para la vuelta ya te puedes fletar en un auto que esté esperando y tenga cupo, te lleva por $10 bs. p/p hasta la plaza de Samaipata. Si no, caminando es casi pura bajada. No está mal.
- Para ir a Cuevas puedes hacer de'o o tomar un bus que te cobra $5 bs. La entrada es de $10 bs. Vale la pena. Ojo con los mosquitos minúsculos.
me encanto samaipata ,primera vez que visite y me hubiera gustado vivir ahi
ResponderEliminarHola David.
ResponderEliminarSiii Samaipata es precioso es para quedarse un bueeeeeen tiempo ahí. ¡Bolivia completo es precioso!
Un abrazo desde Chile