23 agosto 2013

01 agosto 2013

SAMAIPATA

Es un pueblo mishtico, con una energía espeshial. Habitan 26 nacionalidades y es muy frecuentado por turistas. Está ubicado en un valle, cuenca… no sé. Tiene un entorno natural muy atractivo, entre caídas de agua, el parque Amboró y a escasos 9 kilómetros se encuentra el fuerte y ruinas de Samaipata, declarado Patrimonio de la Humanidad.

El fuerte es un lugar utilizado según se estima como punto de encuentro entre las comunidades de los valles, de las selvas y del altiplano. Punto de encuentro ceremonial y también como de intercambio de especias varias. Su característica principal es que esta hecho en una roca tallada. Es decir, no hay construcción si no que trabajo en bajo relieve en la roca misma. Posteriormente llegaron los españoles que utilizaron este lugar como punto estratégico para controlar el comercio. Obviamente construyeron encima e hicieron lo que ellos bien sabían hacer. 

A este pueblo se le conoce como Samai-trapa, pues todos se quedan un poco pegados. Nosotros nos quedamos casi 1 mes. Primero en “El Jardín”, un lugar precioso, pero un poquín jipi-taquilla. Por lo tanto al día siguiente pos desayuno, mientras la gente hacia alguna actividad física mística, escapamos y nos fuimos al “Centro Cultural Samaipata”. Aquí nos quedamos como 3 o 4 días, lugar donde Elisa se deshizo en diarreas y vómitos, y yo me deprimí por mi pieza carcelaria. No obstante llego Amarú, nuestra amiga chilena residente en Samaipata, nos rescató y nos llevó al “Killa T’hika”, un bar-hostal de la inconfundible Cynthia.

Killa T’hika podría ser un tema aparte, pero nos referimos brevemente. Bueno aquí habitamos casi todo el tiempo que estuvimos en el pueblo, y lo hicimos como “voluntarios”. Nuestra misión: pintar unas telas para el bar. Además de eso, rehicimos la cocina, ordenamos el patio, y otras cosas más. En nuestra estadía conocimos a muchos personajes, que finalmente iban dando el perfil del lugar, a veces un caos, a veces solo paz. Entre los más destacables estaban:

- Gabriel y Mariano, los músicos argentinos que estaban de voluntarios también y con los que organizamos un evento. 
- Los argentinos Fernando y Mateo, que hicieron explotar en ira varias veces a Cynthia, hasta que Mateo fue desvinculado del lugar. 
- Bruno y Carolina, unos argentinos reguena-onda, livianitos de sangre, joviales y buenos pa la cocina, de ellos aprendimos algunas recetas. 
- “Los Zarpados”, una pareja de uruguayos, recolectores de semillas, amantes de las huertas, el pan, "la medicina" y Rufino. 

Luego aparece la manga de chilenos, de hecho en un momento fuimos solo chilian pipol.

- Kathy y Paulina, las cabras músicas, buenas pa la sal y las golosinas, respectivamente, que además apapacharon a la francesa Lucille. Las podrán recordar por canciones como, “Me han robado el mar, me han robado el mar”. 
- El buen Agustín, personaje también, el único que no hacía cosas “arthishticash”, enfermero de vocación y viajero por convicción, con el cual esperamos encontrarnos más adelante.

Bueno con estos loquitos hacíamos cazuela, porotos granados, leche asada, pizzas, charquicán, panqueques, desayunos continentales, carreteabamos y varias veces nos hicimos cargo del bar. 

Para finalizar nombraremos a los habitantes oficiales:

- Cristian, el hijo de Cynthia.
- Rocco, un San Bernardo Gigante. 
- Charly un cocker pequeño. 
- Y bueno, obviamente, la gran Cynthia, la matriarca del lugar, a quien podrán recordar por canciones como “… lloooooorando se fue y me dejo sola sin su amor…” (Léase con ritmo de lambada) y “… ojos azules, no llores, no llores, ni te enamores…” (léase con ritmo de ojos azules no llores, no llores, ni te enamores). O por frases como “pucha ché” o “¿no me van a creeer?”, o “mateooooooooo”, o “que macana”, o “mi suuuuuper amigo…” o “Cristiaaaaaaaaaaaaaaaaaan”, o “Roccoooooo”, o “Charliiiiiiiiiiiiii (pausa) Charliiitooooo”. Cynthia un personaje que puedes odiar y a los 2 minutos amar, al igual que ella a ti. 

Si van a Samaipata tienen que conocer a Cynthia y al Killa T’hika, en su condición bar o en su condición hostal.

Bueno entre muchas cosas que pasaron, podemos destacar el encuentro de Luis con su amigo Jipi-Viejo (Cristian) de Chile, llevaba 2 años viviendo ahí, se había ocupado una casa cerca de un río a escasos kilómetros del pueblo, lugar donde fue atacado por una serpiente cascabel, por lo que tenía la mano gigante, como con elefantiasis, de hecho estuvo a punto de perderla. Ahí comprendí que mi mordida de mono fue una mierda.

También fuimos a Cuevas, unas cascadas cerca del pueblo, perfectas para un buen baño y para ser devorado por unas moscas minúsculas, inperceptibles. No obstante el festín deja resultados esteticamente deplorables para los canones occidentales de belleza.

Bueno se venía el 21 de Junio, año nuevo Aymara, por lo que Samaipata se llena de gente y por ende el hostal también. Así es que nosotros terminamos nuestro voluntariado, habilitamos el bar con su nueva propuesta visual y escapamos a la casa, momentánea, de la gran Amaru Shi, otro personaje, que estaba pasando por momentos especiales y cruciales en su vida, por lo tanto una compañía no le venía mal. Aquí estuvimos nuestro últimos días, fuimos al año nuevo Aymara en el fuerte, un carrete como cualquier año nuevo en Valpo (nuestra visión, ojo, pues si consigues pasarlo con una comunidad indígena, puede ser muy distinto) y luego nos fuimos de vuelta a Santa Cruz.


TENER EN CUENTA:

  • Minibus: $30 bs. p/p - 3 horas de viaje.
  • Alojamiento: $25 bs. p/p en el Centro Cultural Samaipata. $20 bs. p/p camping El Jardín. $15 bs. p/p camping y $25 p/p habitación en Killa T’hika.
  •  Para visitar el fuerte puedes tomar un minibús que cobra $80 bs. hasta 4 personas, ida y vuelta (te espera 1:30 hrs). Lo cual es bastante elevado considerando que el pasaje desde Santa Cruz sale $30 bs. y son 3 horas de viaje. Si no, se puede hacer como nosotros, caminando. Son 2 kms por la carretera, y luego la cuesta de subida 7kms. más. Caminando tranquilo demoras entre 2 y 2:30 hrs. Ida. Para la vuelta ya te puedes fletar en un auto que esté esperando y tenga cupo, te lleva por $10 bs. p/p hasta la plaza de Samaipata. Si no, caminando es casi pura bajada. No está mal.
  • Para ir a Cuevas puedes hacer de'o o tomar un bus que te cobra $5 bs. La entrada es de $10 bs. Vale la pena. Ojo con los mosquitos minúsculos.


Mirador Samaipata

Samaipata

Fuerte

En Cuevas, con Amaru Shi

Cuevas

Voluntariado Killa T'hika

Bar