23 junio 2013

CHIQUITANÍA

En la zona de chiquitos se encuentran los pueblos que forman parte de las misiones Jesuitas del siglo XVII - XVII. Son pequeños pueblos antiguos, muy tranquilos, de mucha historia, muy bellos por su característica estructura urbana, el templo, la plaza, los trabajos en madera y artesanía. Tienen un clima muy amable y hormigas gigantes. Los pueblos de la Chiquitanía tienen una distribución urbana muy ordenada y particular: Son amplias construcciones de un piso en adobe que abarcan toda una manzana con patios interiores. Las fachadas tienen techos con pilares de madera tallada que cubren las veredas. Y en sus muros tienen decoraciones chiquitanas en color ladrillo, ocre y negro. La Plaza principal suele ser grande con árboles hinchados en su tronco y copa rosada y blanca de flores. El templo es sencillo en arquitectura, muy potente en su decoración y característico por el tallado en madera, en los pilares, techos, altares, pulpito, bancas, etc.
El recorrido de los pueblos de las misiones se da con facilidad pues están uno seguido del otro, mas el acceso no es tan simple, pues en algunos pueblos la locomoción no sale todos los días. Por lo general una vez al día y en la tarde-noche, entonces no puedes ir por el día. Si tomas un expreso (privado) sale bastante caro. Un día por pueblo es una buena cuota, y los más pequeños se recorren en una tarde.  Típicas son las Chiquimasas. Les recomendamos NO probar la de maíz con Chicharrones, si han de hacerlo asegúrense de tener un líquido cerca, idealmente dulce.

Nosotros visitamos (en orden):

San Xavier, 1691. La más antigua del circuito. Templo barroco mestizo. Columnas talladas en madera policromada con pigmentos naturales.

San Xavier


Concepción, 1709. Es muy monono. Considerado la joya misional por su imponente conjunto arquitectónico religioso. Tiene varios lugares interesantes para visitar. Está el Museo Misional donde se pueden apreciar los objetos que pertenecían a los templos de gran mayoría de las pueblos misionales (con la misma entrada se puede entrar al Templo). El archivo de música barroca. Talleres de trabajo en madera y pintura. Y además una represa habilitada para baño, pesca y picnic. Hay un consultorio, donde hacen curaciones. El doctor a cargo es tan hábil que puede hacer curaciones con una mano, mientras come Yuca con la otra, y simultáneamente ve la imperdible novela de la tarde.

Concepción


San Ignacio de Velasco, 1748. Es el centro poblado más grande de la ruta misional. Templo tiene un altar tallado en madera y cubierto en pan de oro. Se puede visitar la laguna y hacer un picnic en el balneario, está relindo. Existe también una cooperativa de productores de café orgánico llamada “Minga”. Está muy bueno y no es caro. Acudimos a un internet donde los adolescentes masculinos iban a jugar en línea. Habíamos olvidado el estado que adquieren los jóvenes, entre los 12 y 15 años, cuando se enfrentan a esta clase de desafíos virtuales. Son capaces de desarrollar un particular sistema de comunicación, el cual consta de balbuceos, gritos, contorsiones corpóreas y colapsos nerviosos muy próximos a ataques de epilepsia. Uno, como fortuito espectador, no sabe si reír, asustarse, arrancar, ignorarlos o golpearlos en reiteradas ocasiones. Optamos por imitarlos para que nos vieran como pares. Solo conseguimos parecer unos imbéciles y ser vistos con desprecio por aquellos pubertos ejemplares.

San Ignacio


San Miguel, 1721. Su templo es la edificación más importante. El altar es único, está tallado en madera y mantiene su cubierta de láminas de oro original. San Miguel es un pueblo pequeño y se puede recorrer en un rato. Ideal para un paseo por la tarde. Mientras contemplábamos el interior del templo, escuchamos que comenzó a sonar la campana. Pensamos que era hora de la misa, así es que nos asomamos hacia la entrada, y bueno, presenciamos un grupo disminuido de personas concentradas en la entrada del templo. En los peldaños, parado el cura diciendo unas palabras y bendiciones. Nos acercamos un poco para ver de qué se trataba: en el centro del aglomerado, en el suelo, un cajoncito diminuto de unos 50 cm. Abierto Conteniendo una guagüita de pocos días, tal vez horas. Unas palabras del cura en el frontis del templo, y luego llevaron el cajoncito, abierto por las callejuelas, suponemos que directo al cementerio.

San Miguel


San Rafael, 1696. Segunda misión fundada. Su templo fue el primero en ser construido. Conserva valiosas piezas de la época, como pinturas en lienzo, su altar en chapado en Mica Rosa y muebles tallados en madera. El techo fue restaurado utilizando materiales con los que originalmente fue construido (madera y caña).

San Rafael


San José de Chiquitos, 1698. Es el único del conjunto misional que tiene su fachada construida en piedra. Presenciamos la restauración de piezas de la Iglesia, principalmente de madera nativa. En la hostal vimos la final de la champion, junto a un paraguayo y unos caballeros bolivianos que nos explicaron un poco la situación político-social de Bolivia, aclarando eso sí, que los “Cambas” (así se les llama a los del Oriente. Los altiplánicos son los “Coyas”) son esencialmente anti Evo. Finalmente no hicimos mucho en San José, aparte de lo relatado y de comer, dormir y obrar. Para regresar hacia Santa Cruz tomamos un mini bus. No obstante aquí se puede tomar el tren hacia Santa Cruz, o hacia el sector del pantanal Boliviano, frontera con Brasil.

San José de Chiquitos


Post recorrido de la Chiquitanía, con sus templos, arquitectura y arte sacro, Elisa desarrolla una obsesión por el barroco mestizo chiquitano, específicamente con sus pinturas decorativas de motivos naturales y vegetales, lo cual se ve reflejado en su incansable dibujar, dejando de lado las atenciones a su hombre. 

También podemos agregar que esta es una zona esencialmente agrícola, por lo que se pueden ver muchos “menonitas”, personajes bastante especiales en todo sentido. Los menonitas son comunidades cristianas, seguidoras de la biblia, pacifistas y se dedican a trabajar la tierra, siendo claves en la economía boliviana. Se supone que llegaron Bolivia a mediados de los '50, provenientes de México, Cánada y Estados Unidos, claro que los originarios llegaron a América provenientes de Rusia. Son todos rubios. Viven en colonias. Visten todos iguales, jardinera de jeans azul intenso y camisa cuadrille los hombres. Las mujeres con vestidos desde el cuello hasta los talones, y pañuelos cubriendo la cabeza. Sus hijos visten de la misma forma. Acuden al colegio solo hasta 4º o 6º grado, para aprender a leer y escribir, además de las operaciones matemáticas básicas y obviamente la biblia. Luego de eso pasan a ser mano de obra en las colonias. Si se bañan en un río , lo hacen absolutamente cubiertos. Tiene prohíbido tener objetos tecnológicos como celulares o computadoras. Tienen prohíbido escuchar radio, escuchar música y tocar instrumentos musicales. No poseen vehículos, ni maquinaria moderna para la producción agragaria, es decir, ocupan arado y tracción animal. Son absolutamente autosustentables. Todos estos detalles que les contamos son averiguaciones con la gente local, por lo que puede haber cierta tergiversación de los hechos o mitificación de estos personajes. Lo que si está claro es que no pasan desapercibidos y que su quesos son muy güenos.


TENER EN CUENTA

  • Aprendimos algo nuevo: Hay que andar con fotocopia del pasaporte, de la visa y del timbre de entrada (para no andar con el pasaporte para todos lados). Pues si te topas con algún individuo de la migración boliviana y no tienes identificación (o fotocopia), tus panoramas del día se irán al carajo. Te harán una citación a “migración” para presentar tu pasaporte, o en el peor de los casos pedirte dinero a cambio de un buen pasar. En las carreteras también hay zonas de control donde revisan a los pasajeros y te piden el pasaporte, así es que hay que tener los papeles a mano, no al fondo de la mochila en la maleta del bus. Y Si les da la gana, te pueden revisar la mochila y las pertenencias.
  • Para moverse entre los pueblos de la Chiquitanía hay que averiguar bien los horarios y días de salida para hacer un buen recorrido y no quedarse pegado. En los tramos más cortos (San Ignacio – San Miguel – San Rafael) te puedes mover en taxi y te cuesta $12 bs. Los tramos más largos hay que hacerlos en bus (Concepción – San Ignacio y San Ignacio – San José) y te cuesta entre $40 y $60 bs.
  • Hospedaje San Ignacio de Velasco (Recomendado) “Betania”, a 2 cuadras de la plaza. $25 bs. p/p. Baño compartido, agua caliente y espacio común con mesitas bajo una enredadera de Jazmín. En la habitación hay un nuevo testamento solo con Salmos por si te animas a elevar alguna plegaria.
  • Para sacar dinero hay Cajero en Concepción, San Ignacio.
  • En San Ignacio hay Hospital público.